Crema fría de remolacha.

Como el gazpacho está muy visto, y todo el mundo sabe que no hay gazpacho mejor que el de la madre de una, he pensado que estaría bien proponer una crema fresquita para estos días de calor.

En junio, antes del fin de curso, salí a cenar con mi señor pinche de cocina y la probé en un restaurante de Sevilla, donde me la pusieron como aperitivo. Así que, encantada con la crema en cuestión, llegué a casa, cogí mi batidora como Escarlata O´Hara la raíz cubierta de tierra y me dije a mí misma: «A Dios pongo por testigo, de que tendré mi propia crema de remolacha». Y así se hizo. Aprovechando una cena que había programado con unos amigos para despedir el curso y dar la bienvenida a las vacaciones, la reproduje, basándome en una receta (que me temo que he modificado muy libremente) de Sophie Dahl. Sí, la nieta del gran Roahl Dahl.

Y he de decir, orgullosamente, que esta receta ha pasado por el filtro materno/paterno, porque se la serví de cena la última vez que vinieron a Sevilla y les gustó un montón. Eso es como un sello de calidad, que lo sepáis.

CREMA FRÍA DE REMOLACHA.

Ingredientes para 4 personas (Un litro)

– Un paquete de remolacha cocida, de 450g

– Una cebolla pequeña o media grande.

– 1/2 litro de caldo de pollo.

– Dos o tres cucharadas de nata para cocinar, según sea de sana la vida de los comensales.

– Zumo de medio limón o media lima.

– Un chorreón de martini o de vodka.

– Eneldo para espolvorear al final por encima.

Elaboración

Se trocea la cebolla sin poner mucho empeño en picarla, eso ya lo hará la batidora( amigos, el trabajo en vano es deprimente). Mientras, se ponen dos o tres cucharadas de aceite a calentar para freír la cebolla. No dejéis que se caliente demasiado o se quemará la cebolla. Se trata de que se reblandezca poco a poco y adquiera un agradable tono marrón traslúcido.

Lo mejor es ir vigilando la cebolla mientras se prepara la remolacha. No van a creerlo, pero existe la leyenda de una persona que cocía sus propias remolachas. Seguro que era una señora inglesa, como Miss Marple o algo así. Nosotros no somos tan legendarios como Miss Marple, así que por eso las compramos ya cocidas y lo único que haremos será trocearlas para poder picarlas.

Una vez troceada la remolacha, se pone en el vaso de la batidora y se pica. Mi batidora es una batidora normal, sin picadora ni nada, y lo hace, así que las vuestras también podrán. Quedará una crema muy espesa y grumosa.

Para ese entonces, la cebolla ya estará lista, así que la sacamos de la sartén y la incorporamos al vaso. Batimos de nuevo hasta que todo esté más o menos homogéneo. En ese momento incorporamos el caldo en tres tandas, esto es, incorporamos un tercio y batimos hasta homogeneizar y lo mismo con los otros dos tercios. A estas alturas ya tiene que tener una textura agradable. Cuando ya está el caldo mezclado, añadimos las cucharadas de nata y damos un último batido a toda la mezcla.

Hay algo que no he comentado, y es lo mucho que mancha la remolacha. Aquí hay dos opciones. Una es tener muchísimo cuidado con todo y otra es la de adoptar la estrategia «de perdidos al río». Esa fue la que adopté yo, por supuesto. Y ahora me diréis que para mí es fácil porque tengo a mi señor pinche de cocina que luego lo limpia todo, ¿no?. Bueno, pues no exactamente. Cierto es que la primera vez que hice la crema se encargó él de la limpieza pero, la segunda, como no estaba, limpié yo. Esta estrategia es mucho más divertida que la otra y te permite recitar partes de Macbeth con las manos llenas de zumo de remolacha, que seguro que es el sueño dorado de muchos de vosotros.

Después de la disgresión, volvamos a nuestra tarea, que ya sólo nos faltan unos detallitos.

Una vez que ya está todo bien mezclado se pone en un bol o una sopera y, una vez ahí, se añaden el zumo de limón y el vodka. Luego se echa sal la y se remueve bien con un cucharón. Después, se prueba y se rectifica si necesita más sal. Ya debería haber en la sopera una crema maravillosa de color morado fuerte, precioso.

Es mejor hacerla con tiempo y dejar que se enfríe bien en la nevera. Incluso, si hace mucho calor, yo recomendaría meterla en el congelador unos diez minutos antes de servirla. Para servirla, se pone en cuencos o platos hondos y se espolvorea un poco de eneldo por encima. El que véis en la foto es fresco, pero el seco que venden en la sección de especias de cualquier supermercado también es estupendo.

3 Respuestas a “Crema fría de remolacha.

  1. Bueno, no fue para tanto limpiar toda aquella sangre… digo remolacha. El resultado mereció la pena, ummmmmgrlgrlgrl…

  2. ualaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa sopa de sangreeeeeeeeeeeeeeeeeeee el sueño de todo vampiro, jejjeje

    pues mola y como siempre estoy deseando catarla. Si la hago, saco foto…y otra de la cocina chorreando zangre, muajajajajaja

  3. Oyoyoy con lo de Macbeth me has convencido, tengo que hacerla y soltar aquello de teñir el océano de rojo, aunque no sabré poner acento escocés. Desbarramientos anglofílicos aparte, la receta tiene una pinta genial, con el calor apetece. ¡Gracias!

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